Leonardo da Vinci, un visionario de la ciencia
Nadie pone en duda al genio polifacético del Renacimiento nacido en la pequeña población de Vinci, cerca de Florencia el 15 de abril de 1452 que como hijo ilegítimo no pudo ser educado como hubiera correspondido al hijo de un "contable" y sin embargo su niñez y juventud en la pradera toscana, lo llenó de inspiración para el resto de sus días. El artista surge en 1467 como ayudante en el taller de Berrocchio (1435-1488) y se inicia como pintor en 1472; en esa época era muy común que las personas con dinero encargaran a ciertos artistas "retratos", y se fueran haciendo "fama"; de tal forma ya con cierto prestigio Leonardo sale de Florencia con su ayudante, en octubre de 1481 pero no aparece hasta abril de 1483 (se rumora mucho sobre estos años perdidos) contratado por el Duque de Milán - Ludovico Sforza como ingeniero de la corte . . . . . y es ahí donde se desarrolla todo su "genio" en inventos adelantados a su época (que constan en más de 10 tomos con dibujos y grabados que lograron ser guardados) y que precisamente son el cuestionamiento y ENIGMA de su creatividad. Siendo un favorito de la corte del Dux, realizó entre 1495 y 1498 la pintura de la última cena para el refectorio del Convento de Santa Maria de lle Grazie en Milán, Italia.
En 1500 marcha a Venecia y se presume que inicia por encargo la pintura de la Gioconda en 1503, pero la termina varios años después . . . . se supone en Francia y nunca la entregó a su cliente.
Fue en Amboise, en el corazón de Francia, donde Leonardo da Vinci vivió los tres últimos años de su vida. Llegó en el otoño del año 1516, tras aceptar la invitación del rey Francisco I y de su madre Luisa de Saboya, quienes lo recibieron con los brazos abiertos en el Castillo de Amboise, la residencia predilecta del joven monarca.
A su llegada a Amboise, a los 64 años, Leonardo ya no se dedicaba a la pintura. Sin embargo seguía siendo uno de los artistas más importantes de la época, aunque en Roma, una nueva generación, liderada por Miguel Ángel y Rafael, ganaba terreno.
“Para Francisco I, la presencia de Leonardo daría brillo a la corte francesa e impulsaría un mayor desarrollo cultural y artístico de la corte francesa. Los reyes de Francia siempre habían querido igualar a las cortes italianas. Leonardo era un artista cotizado pero su protector italiano, Juliano II de Médicis, había muerto prematuramente. Esto permitió que da Vinci aceptara la invitación del rey de Francia”
Se dice que el propio Leonardo visualizó su muerte, a los 67 años se preparó, dejó su legado e incluso que falleció en los brazos del Rey Francisco I.